15 de julio de 2018
Montse Solerdelcoll
«No hay deseo sexual, lo que hay es deseo de dominación de masculinidad hegemónica».

Una mujer agonizaba. De pronto, tuvo la sensación de que la llevaban al cielo delante del Tribunal.

— ¿Quién eres? – dijo una Voz.

— Soy la mujer del Alcalde – respondió ella.

— Te he preguntado quién eres, no con quién estás casada.

— Soy la madre de cuatro hijos.

— Te he preguntado quién eres, no cuántos hijos tienes.

— Soy maestra de escuela.

— Te he preguntado quién eres tú, no cuál es tu profesión.

Y así sucesivamente. Dijera lo que dijera, no parecía encontrar la respuesta satisfactoria a la pregunta ¿Quién eres?

— Soy una cristiana.

— Te he preguntado quién eres, no cuál es tu religión.

— Soy una persona que cada día iba a la iglesia y ayudaba a pobres y necesitados.

— Te he preguntado quién eres, no qué hacías.

MONTSE SOLERDELCOLL RALLÓ es una mujer vinculada a un presente que la interroga. Cuando era joven pensó que lo que se preguntaba lo podría comprender estudiando Ciencias de la Educación en la Universidad de Barcelona.

Su incorporación al mundo laboral fue en la Escuela de Adultos de Vic y Manlleu. Compartió su deseo de transformación social y justicia con las mujeres del "Grup de dones de Manlleu" y con personas migrantes en "Jameiat Essalam". Con ellas/ellos aprendió que cada una de nosotras da sentido a la vida de los otros/otras. Actualmente transita acompañada de mujeres que quieren desestructurar la violencia machista. Agradecida a Natalia Zaro Martínez, con quien comparte múltiples complicidades.

"Te he preguntado quién eres, no qué hacías".

En la entrevista, Montse va a dotarnos de herramientas analíticas para comprender, pensar y/o saber los últimos acontecimientos relativos a manadas y otros grupos de masculinidad hegemónica.

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Comentarios

Hay 2 comentarios.
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José Ramón González
22 julio 2018 10:19
Faltan coordenadas. Creo que habla desde un nivel biológico animal, que tal vez (no se puede generalizar) esté en el imaginario o reduccionismo social. Hay más, por otra parte. La confluencia de dos deseos que convierte la unión, paradójicamente en seres libres y autosuficientes, sin dependencia esencial. Dos son más que dos. Y perdura aunque uno de los dos muera. Solo quién lo vivió (lo siente) lo sabe.
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Anonymous
2 agosto 2018 14:57

HOLA... MONTSE.. estoy muy contenta de verte en las redes mira por donde sin querer te en contre heras una niña cuando venias ami casa con tus hermanitas.temando un gran abrazo.


Antonia matas
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