Aunque vive felizmente de alquiler, Ada Colau Ballano (Barcelona, 1974) se ha convertido en la cara visible de una realidad incómoda: la angustia de las familias que ya han vivido una de las 300.000 ejecuciones hipotecarias que ha habido en España desde el inicio de la crisis. Ellas –y los miles que temen no poder pagar en breve sus hipotecas– han depositado parte de sus esperanzas en la firmeza, calidez y facilidad de palabra de esta jurista, que como portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) no se cansa de denunciar la duro trance de estas familias. Trabaja para el Observatorio de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC) , estudió Filosofía y es madre de un bebé de seis meses.
Reconoce sentirse como David contra Goliat. Pese a todo, no tira la toalla. Ella no está afectada, pero insiste en que es «imposible» quedarse impasible ante el «drama social» que está truncando las vidas de tantas familias. Ada Colau fundó hace ahora tres años la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. ¿Su reto? Que la entrega de la casa salde la deuda con el banco.
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